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Ser un inmigrante es sinónimo de persona luchadora, que busca superación, una vida mejor, algo que lamentablemente en su propio país se le hace difícil o simplemente no es posible. Según la ONU la inmigración representa un 12,9% de la población en España, aunque sus años pico fueron a principios de los años 2mil. Entre 2019 y principios del 2020, más de 5 millones de personas inmigraron a España, cifra que batió los récords de 2013, último año con número similar de llegada de inmigrantes en este país.
Las razones de la inmigración son varias, cada uno tiene un motivo propio, personal o profesional para cambiar su cultura por otra. Dejar lo familiar para la aventura. Y quién lo hace es un luchador, una persona valiente y con ganas de salir adelante por un sueño. Algunos dicen que el ser humano es nómada por naturaleza, le gusta ir cambiando de un lugar a otro, es lo que hace que el ser evolucione y se adapte al entorno donde se encuentren. Nos pasa a todos, en algún momento de nuestras vidas, lo hacemos con las relaciones, el trabajo e incluso con nuestro hogar. Los factores de nuestro entorno, a veces políticos o económicos hacen que muchos busquemos alternativas que creemos que son mejores para transportarnos a otros lugares en búsqueda de una mejor vida.
Actualmente en la Comunidad Valenciana, Murcia y Baleares hay cerca de 5mil dominicanos, 5mil sueños, 5mil historias diferentes y cada una de esas personas aporta su granito de arena para poder integrarse y cumplir ese sueño. Por esto queremos darles las gracias a ellos que con su esfuerzo hacen que cada día nuestra cultura crezca gracias a su trabajo. Queremos proyectarlos y rendirles tributo porque son parte del motor de nuestra sociedad.
Les presentamos el “El dominicano de a pie”, una sección para reconocerles su labor, esfuerzo y su constante lucha día a día. Una sección para el obrero, el trabajador común, el estudiante, el cuidador, la costurera, para todos los dominicanos que cada día se levantan con ganas para hacer realidad su sueño, el valiente, el guerrero, aquel que con su esfuerzo honra nuestro país y nuestra gente. A todos ellos, les dedicamos esta sección.
Empezamos con una historia de sacrificio, un hombre que llega a Valencia para cuidar un lugar y deja lejos a su familia. Esta es la historia de Don Germán. Nace cerca de Moca y se cría en Río San Juan, once años atrás llega a España gracias a su esposa que ya residía en el país, padre de tres hijos, se ha visto haciendo innumerables trabajos para poder aportar a su familia y brindarles educación y mejor futuro a sus hijos.
Su esposa vino primero a España y se radicó en Galicia, años más tarde vino él con sus hijos.
En Galicia empieza a buscar trabajo, algunos fueron buenos y remunerados, otros en negro y muchos precarios, pero como dice él “hay que traer comida a la mesa y el trabajo si es honrado, es trabajo”. Don Germán ansiaba tener una estabilidad, poder encontrar un trabajo donde se sintiera bien, donde su trabajo se le valore, se le respete y quiera, entonces hace 3 años le cambio la vida, encontró un Huerto en Valencia, en la ciudad de Alzira donde pudo cumplir sus sueños.
El Huerto es su nuevo hogar, es su casero. Entre sus responsabilidades está mantener el buen funcionamiento y cuidado de la finca que ahora está en remodelación. Incluso le han construido su pequeño espacio, un hogar dentro del hotel para su uso privado donde tiene habitaciones, baño, sala, cocina…totalmente equipado. “Yo vine a trabajar y sacar adelante a mi familia, mi sueño es que mi esposa se venga a vivir conmigo y formemos nuestro nuevo hogar”.
Cuando le preguntamos si tenía algún consejo a los dominicanos que piensan emigra a España, su repuesta fue: “Creen que aquí está la gloria, pero las cosas están difíciles para todos. El que quiera llegar que llegue, pero que sepa que hay que esforzarse, que nada es gratis, todo debes ganártelo. El que busca trabajar honradamente que venga, el que quiere la vida fácil que se quede. Y a los que están aquí en España, bienvenidos, tenemos que estar unidos, todos juntos. Ojalá existiera una forma de que nos podamos ayudar unos a otros, sin esperar nada a cambio”